La protesta de los encadenados se
mantenía tibia, entre las visitas y la presencia policial que desde hace casi
una semana rodea un espacio de Chacao. Al lado, una parada de busetas mudadas
quién sabe a dónde. De pronto, un larguirucho emerge de entre los acompañantes,
seguido por otros cuantos rumbo al local aledaño que sirve shawarmas, en cuyo fondo una
pantalla de treinta y dos pulgadas proyecta la imagen del vicepresidente de la
República, junto a una retahíla de caras largas. La tensión que ha recorrido el
día está por estallar al doblar la esquina. Una hermosa chica interroga a la
encargada de un quiosco y su réplica la hace voltearse con un rictus de dolor.
A lo largo de la acera, una tras otra las personas me rozan, se enteran y sus
gritos se confunden con 1) loas a la memoria de un gran hombre, 2) el alivio
por la salida de un dictador, 3) ansiedad por mocosos que se escabullen. Todos
hablan a los celulares, excepto yo. Me cuentan que esta tarde la lluvia y las
guacamayas hicieron una visita inusual a Fuerte Tiuna. Mientras, a toda
máquina, los manifestantes añoran las veladas en las carpas marca Coleman que
dentro de unos minutos serán arrasadas por el fuego. Una joven madre debe
atravesar el tumulto que puja por escapar cuando las preguntas dejaron de
bastarse por sí solas. Al sugerirle desviar el cochecito, ella declina con la
tranquilidad de los ámbitos que resuenan en oídos abandonados. Solo atina a
decir: “Vivo justo al frente”.
Una actriz porno caraqueña firma en el MoMA de Nueva York un manifiesto de adicción incondicional al equipo de beisbol más popular de Venezuela. Un tributo a la única novela de Bob Dylan se consuma en el título de un blog. Una observación al legado de Miles Davis intenta soportar tanto los embates de la psicodelia como los de la anarquía del siglo veintiuno. De allí las lecturas, filmes y encuentros que exprimen restos de utopías, peliagudas como un hijo.
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bellamente expresado, José Manuel Guilarte. Parece que el tiempo se hubiera congelado y que construyeras una instantánea de un momento crucial de nuestra historia, vivido desde la anónima tensión de la calle.
ResponderEliminargracias, Linda
EliminarMe gusta esta fotografia verbal que has hecho para capturar el momento crucial en que el pueblo se entera de la muerte del dictador.
ResponderEliminargracias y saludos, Lisbeth
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