sábado, 4 de septiembre de 2010

Diastema girl (I)/ Madonna: "To rule the world"


La etimología griega de diastema nos instala en el intervalo o la distancia. De un lado, en el espacio entre dos dientes, que suele ser pequeño y referirse al existente entre el par de frontales del área maxilar superior. De otro, en la misma zona interpretada como alejamiento en medio de los incisivos centrales superiores, lo que conlleva reacciones en el observador, tradicionalmente incómodas. A lo que se suma la actitud del portador, objeto de un malestar mucho peor, donde poco importa si la causa estuvo en la caída de los dientes de leche, en las discrepancias en el tamaño o en la falta de dientes vecinos, o en la presencia de un frenillo labial demasiado grande, sin olvidar la ocurrencia de problemas de alineación oral: dientes salidos o sobremordida horizontal.

Cuando el titular de las "paletas" acuda a la ortodoncia, se moverán los dientes y se cerrará el diastema, aunque otra opción podría utilizar carillas o piezas muy delgadas de porcelana adheridas a la parte externa de los dientes, o también, si es adulto, colocar una corona y puente dental o implantes sustitutivos. Para el caso del frenillo labial demasiado grande, puede que sea referido a un periodoncista para una consulta oral y un procedimiento quirúrgico llamado frenectomía: ella involucra el corte del frenillo y su posterior reposicionamiento para permitir más flexibilidad. Si la frenectomía se lleva a cabo en un niño, puede que el espacio se cierre por sí solo. Si se trata de un adolescente o un adulto, podría requerir de frenillos dentales para juntar el espacio.

Sin embargo, a Madonna nunca le interesó conjurar la "molestia". Incluso cuando se piensa en la distorsión que el paso de notas musicales -articuladas a través del diastema- supondría en la ejecución final de una voz considerada por algunos como "débil, limitada y masculina", y por otros, al contrario, como "excesivamente chillona o aguda". Pareciera más bien que, tanto en estudio como en directo, Madonna ha podido -gracias además a esmerados profesores y la inefable experiencia- ofrecer performances muy correctas, tanto en limpieza de notas como en versatilidad. Por otro lado, la separación dental jamás restó un ápice a la sensualidad de quien protagonizara Desperately Seeking Susan (1985), señalada como "diosa indolente y pelandusca” por Pauline Kael. Entonces los crucifijos, encajes y videoclips fundacionales constituían el preámbulo a la portada de Like a virgin: el torso vestido de novia, levantado ligeramente en medio del ambiente fotografiado en sepia y, lo más importante, la mirada ambiciosa que haría de Madonna, a partir de ese momento y por los próximos veinticinco años, posiblemente la más grande artista pop de la historia. Ambición no sólo trabajada a pulso desde la dura etapa de finales de los setenta y principios de los ochenta, en la Nueva York de Blondie y, más tarde, Cyndi Lauper, cima del iceberg competitivo. Tampoco únicamente una ambición rubia. Martin Amis escribió que “Sin muchas dotes artísticas, sin gran belleza, Madonna dice a Estados Unidos que la fama se consigue deseándola con la debida intensidad". Y el deseo se materializó en una frase premonitoria.

Cuando a Madonna le preguntan cuál es su sueño, ella responde, con el desparpajo y euforia de aquellos años: "To rule the world". Siempre he pensado que, si el diastema no afectó sus cualidades vocales y más bien contribuyó a resaltar sus atributos físicos, mucho menos logró impedir que la energía de tamaña afirmación la llevara tan lejos como hoy día lo admite un mundo dominado por sus vestuarios, escándalos, opiniones y adopciones, y que continúa plenando los escenarios por doquiera la diva se desplace. Con todo y su espontaneidad, la expresión no parecía garantizar larga vida musical a la fogosa, fresca y adorable chica que, no obstante, empezaba a desarrollar su propuesta artística con mano férrea y a distinguirla, abierta a la innovación constante y al empleo de los recursos más calificados para la consolidación de un emporio digno de todo respeto, incluso para roqueros con pruritos enfermizos -y ortodoncias exitosas-, como el que suscribe este post.

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